Es el proceso, no el producto

Por Inés Kudó, fundadora y guía

Los Pumas completaron un nuevo taller. El Writer Workshop Six-word memoirs. Se trata de describir su vida. Pero deben seguir siempre dos reglas. Primero, deben usar exactamente seis palabras. Segundo, deben ser propias y honestas. 

Pensé hacer el ejercicio yo misma. Hilando varias ideas de seis palabras.  Mira si hasta ahora voy bien.

Este año hemos priorizado las metas. Pumas y familias acuerdan un plan. Cuántos badges, qué niveles, para cuándo. El objetivo es tener una brújula. Cada Puma con un norte claro. Que sepa a qué paso andar. Que su familia esté de acuerdo. Que, trecho a trecho, evalúen avances. Teniendo claro hacia dónde se dirige. Esto debería facilitar la comunicación sincera. 

Pero algunos dicen que es estresante. Los Mapaches ven al Puma frustrarse. Se queja de no poder enfocarse. La meta es muy difícil, imposible. Pueden haber llantos, gritos, apatía, mentiras. 

¿Qué es lo que está pasando? Algunos Pumas todavía se distraen mucho. Cuando no les sale, lo dejan. Si no les gusta, lo evitan. Encuentran otras formas de ganar gemas. Pero su brújula alerta el desvío. Y esto causa miedo, angustia, vergüenza. Todo eso se manifiesta como “estrés”. La familia reacciona, naturalmente, queriendo aliviarlo. 

Algunos Pumas “estresados” están muy atrasados. Están enfrentando consecuencias de decisiones pasadas. Trabajan poco, pero más que antes. Quieren ver cambios rápidos: no pasa. Les toca aprender a trabajar más. Enfocarse, dejar las excusas, esforzarse realmente. Se acostumbraron a exigirse muy poco. El cambio les va a costar. Autoexigencia, esta es una valiosa lección.

Otros Pumas se estresan por complacer. Tienen miedo de decepcionar o preocupar. Quieren demostrar algo a sus Mapaches. Aquí hay vínculos familiares que sanar. Algunos Mapaches somos muy exigentes, involuntariamente. Sin darnos cuenta, transmitimos altas expectativas. Nuestros Pumas las asumen como suyas.  No logran ver qué quieren ellos. Les toca reconocer sus propios límites. Autocompasión, esta es otra gran lección. 

El balance entre autoexigencia y autocompasión. ¿Cuántes adultes hemos logrado alcanzar esto? Por eso se trata del proceso. Dejarlos fallar temprano, barato y bastante. 

Es el proceso, no el producto. “¿Vale traducir el ejemplo para entender?” Claro que puede traducir los ejemplos. Si quieres que solo aprenda matemática. “Yo respondo Duolingo por mi amiga”. Ella sabe que están haciendo trampa. “Es porque quiere avanzar más rápido”. Logrará avanzar, a su propia costa.  Más adelante, no encontrará cómo seguir. Entonces aprenderá que hacer trampa cuesta. Mientras esté en Tinkuy, costará barato. En la vida, costará más caro.

No importa cuánto avance en Khan. Importa que lo haga sin ayuda. No importa si se queda atracade. Importa que no se deje vencer. No importa si no entiende inglés. Importa que participe y lo intente. Y que sepa transitar la frustración. Que aprenda a esforzarse y perseverar. Importa que busque soluciones, no problemas. Importa que sea creative, no víctima. Que cultive esos hábitos y carácter. Que sepa que con esfuerzo, puede. Y sabiéndose capaz, que quiera hacerlo. Esas son las lecciones más importantes. 

Es satisfactorio cuando logra su meta. Pero la meta es una provocación. Una invitación a emprender una aventura. La luz que ilumina la ruta. El valor está en el proceso. La experiencia se gana al caminar. Los badges son más que metas. Son rutas que forjan valores, carácter. La meta sin la ruta: inútil. 

Es el proceso, no el producto. Para entenderlo se necesita otra mentalidad. Quienes aún no valoran el trabajo. Quienes aún no disfrutan del desafío. A quienes el esfuerzo da pereza. Quienes se desalientan cuando se equivocan. Quienes evitan entender en qué fallaron. Quienes buscan la ruta más fácil. Esa mentalidad fija arruina la experiencia. Pero esta es la buena noticia: la mentalidad se cultiva en casa.

Ponte en la situación más extrema. Tu Puma batalla y no avanza. Puede que no toleres verlo fallar. Podrías temer que no sea capaz. Puede que valores más el logro. Entonces será difícil valorar el proceso. Le dirás que está bien traducir. Le darás pistas de la respuesta. Le explicarás en lugar de esperar. Cederás al llanto y la rabia. Buscarás rescatarlo porque temes que fracase. Temes que el fracaso lo destruya. O que pierda toda la motivación. Incumplirás tus promesas y lo justificarás. 

Avanzará en matemáticas pero no aprenderá. No estará segure de sus competencias. Y además habrá aprendido otras cosas. Que no confías en su fortaleza. Que solo puede avanzar con ayuda. Que sus logros no le pertenecen. Que lo que importa es cumplir. Que el fin justifica los medios. Que los compromisos no se honran. Que tú no honras los tuyos. 

Hagas lo que hagas, temes fallar. Te esforzarás por decirle lo correcto. Pero tus acciones borrarán tus palabras. Cada vez que diga “no puedo”. Y lo rescates confirmando sus temores. Sabrá que no crees en él. Cada vez que diga “no puedo”. Y lo ignores sin darle aliento. Pensará que ya no te importa.

No es fácil ser Mapache Tinkuy. Estamos llenos de contradicciones y miedos. Nuestro instinto natural: cuidar y proteger. Nuestro compromiso es confiar, dejar fallar. Esta tensión es difícil de sobrellevar. Y nunca estamos del todo preparades. 

Tuvimos la primera reunión de Mapaches. En ella conversamos sobre dos preguntas. ¿Qué tan liste te sientes hoy? ¿Qué necesitas hacer para equiparte mejor? Aquí algunas reflexiones de los Mapaches. Por supuesto, destiladas en seis palabras:

  • Puedes no estar listo, pero dispuesto.

  • Ahora siento más dudas que certezas. 

  • Mientras más trabajemos, seremos mejores acompañantes.

  • No exigirles lo que no somos.

  • El balance entre presionar y soltar.

  • Valorar las habilidades transversales. El proceso.

  • Me voy a relajar un poco.

  • Confiar en mi Puma, su proceso.

  • Mi experiencia no es la suya.

  • Estar dispuesta a hacer el viaje.

  • Estar preparado es un aprendizaje constante.

  • Los pequeños logros inspiran y reafirman.

  • Estar dispuesto a seguir aprendiendo siempre.

  • Trabajar en mí y conmigo mismo.

  • Cómo me acerco a mis sueños.

  • Debo quitarle esa carga al “sufrir”. 

  • Transitar el fracaso sin darme palos.

  • Encontrar el gozo, eso nos mueve.

Te invito a dejar tu comentario. En seis palabras, ¿cuál es tu historia?