Integridad: El coraje de hacer lo correcto

Por Inés Kudó

Integridad es uno de los valores centrales de Tinkuy, desde su fundación. Este año tomamos la definición de Brené Brown como inspiración: "Escoger coraje por encima de comodidad, hacer lo correcto por encima de lo que es fácil, rápido o divertido". Se trata de vivir tus valores en la práctica, no sólo profesarlos. Y, para eso, lo que se necesita ante todo es tener un carácter sólido. Para Adam Grant, "el carácter es tu capacidad para priorizar tus valores sobre tus instintos".

Esto, en Perú, es ir contra la corriente. Vivimos en una sociedad en la que la impunidad es ley. La injusticia también. Desde la cúpula más alta, hasta las calles y callejones de nuestro barrio. En nuestro país se ha normalizado el copiar tesis, poner denuncias falsas, presentar documentos truchos, pagar al funcionario para “agilizar” trámites, darle una platita al policía para que ignore la prueba positiva de alcoholemia y no perder el brevete. Está normalizado escoger lo fácil, rápido o divertido por encima de lo correcto. Hasta tenemos una palabra para eso: criollada. Como si fuera herencia de nuestra fundación como nación.

Cuando ocurre una tragedia que pudo ser evitada, pienso no solo en las víctimas sino también en las familias de les jóvenes que causaron el daño, como Melisa, como Marco y Gian Carlo, como Manuel y Andrés, o más recientemente,  les jóvenes que estuvieron en el ahora infame cumpleaños de Daniel Elías Injoque Zugbi.

Creo que nada pone a prueba nuestro carácter e integridad más que el dolor de une hije que tomó una mala decisión que le cambiará trágicamente la vida. ¿Qué harías tú? ¿Hasta dónde estarías dispueste a traicionar tu integridad para "salvar" a tu hije de la cárcel o de la expulsión de su universidad? ¿Pagarías a un juez, destruirías pruebas, sacarías a tu hije del país, amenazarías testigues, pagarías a otro para que asuma la culpa? Estas cosas pasan como normales en nuestro país, pero no lo son.

Yo quiero un futuro diferente. Mi apuesta es por forjar el carácter de mi Puma en la práctica, dejándole enfrentar decisiones difíciles con libertad y fallando temprano, barato y bastante.

Lo que Tinkuy ofrece a nuestros Pumas son oportunidades cotidianas, pequeñitas y grandes, para equivocarse y aprender. Algunas son más baratas que otras, pero ninguna es tan costosa como el precio que pagarán (y harán pagar a su familia) si no aprenden a hacerse cargo de sus acciones y decisiones. 

Como mamás y papás, nos comprometemos a dejarles fallar y asumir las consecuencias de sus errores. Esta es, probablemente, la promesa más importante y a la vez más difícil de honrar. Se requiere mucho carácter e integridad de nuestra parte para dejarle afrontar una consecuencia que le hace sentir mal en el momento. Pero cuando eso pasa, recuerdo que si experimenta el dolor de una consecuencia pequeña hoy, entenderá que tiene que pensar con claridad y actuar con integridad en el futuro.

Para mí, se trata principalmente de ayudar a mi Puma a comprender qué significa, en su caso, "sentirse mal". Cuando converso desde la curiosidad genuina, logro invitar a mi Puma a pensarse en contacto con sus propias emociones.

A partir de esta conexión, si es real, podemos entender qué es lo que le causa malestar y cómo sacar el fruto (disfrutar) de este desafío. ¿Es culpa, porque reconoce que faltó a una promesa o dañó a alguien? ¿Es vergüenza, porque siente que decepcionó a sus compañeres o a mí? ¿Es frustración, porque no le gusta que le pongan límites? ¿Es desesperanza, porque no entiende lo que pasa y siente que no tiene control sobre la situación? ¿Es miedo, porque teme perder a sus amigues o irse de Tinkuy si sigue por esa ruta? ¿Es indignación, porque realmente le parece una injusticia? 

  • Si es culpa o vergüenza, es una oportunidad para modelar la compasión, que es la habilidad de carácter que trae generosidad a la vida en comunidad. Me esfuerzo por reafirmarle que es una buena persona pasando por un mal momento, que todes nos equivocamos, y lo importante es reconocer y reparar.

  • Si es frustración, es una oportunidad para fortalecer la templanza, que es la habilidad de carácter a la base del respeto a los límites en la vida comunitaria. En Tinkuy la definimos como "dominar mis impulsos para construir confianza y vínculos saludables". 

  • Si es por miedo, es una oportunidad para fortalecer la agencia, que es la habilidad de carácter para "tomar control para forjar mi camino e impactar mi entorno". Lo que quiero es que se enfoque en aquello que sí puede controlar y sienta que puede hacer algo para cambiar su situación.

  • Si dice que no entiende o que es injusto, ¿está dispuesto a pedir aclaraciones a sus compañeros o prefiere dejarlo ahí? Si está dispuesto a buscar respuestas o justicia, es una gran oportunidad para fortalecer la asertividad, que es la habilidad de carácter que sostiene la integridad y los límites. Consiste en saber y poder "defender sus derechos, opiniones y valores con respeto y claridad".

  • Si prefiere dejarlo ahí, lo más probable es que entiende y sabe perfectamente lo que pasó, pero no quiere admitirlo o teme hacerlo. Es una gran oportunidad para fortalecer la vulnerabilidad, dándole el espacio y la compasión necesarias para poder "dar la cara y mostrarse como es cuando no tiene el control de lo que pase".  Esto solo lo logro cuando yo también me muestro vulnerable.

  • Todo este proceso de exploración emocional es una oportunidad para fortalecer su mindfulness, la habilidad de carácter que le permite "vivir el presente y guiar su yo interior para alinearse con sus valores". 

  • Y la suma de estas experiencias difíciles, vividas en un entorno de amor y respeto, fortalece su resiliencia, que definimos como la capacidad de "levantarse luego de caer, y disfrutar de cada reto".

Es así como encuentro que fallar temprano, barato y bastante, forja carácter cuando se acompaña con amor y sin juicio. Aunque cada cierto tiempo debo pedirle disculpas y reparar, cuando mi indagación sonó más a juicio que a curiosidad, pero no dejo de intentarlo. Y eso también contribuye a fortalecer su carácter y el mío.

¿Qué pasaría si, desde muy pequeñes, todes hubiéramos aprendido que los acuerdos sociales se cumplen, que el individuo no está por encima de la comunidad, que todes somos responsables de nuestras acciones y que las acciones tienen consecuencias? ¿Qué pasaría si viéramos nuestros tropiezos con más compasión y tuviéramos el coraje de crecer y reparar? No es una utopía, muchas sociedades funcionan sobre esos principios mínimos. Nuestros Pumas lo están aprendiendo, día a día.

Yo hago lo que hago, en Tinkuy y con mi hijo, porque quiero que nuestra sociedad también llegue a ser ese espacio donde la integridad se vive cotidianamente como lo normal. 

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