Cuando la imaginación se hace rentable

Por Alexandra Kunupaz

En un mundo en el que la innovación y la creatividad juegan un rol vital, fomentar el espíritu emprendedor en las jóvenes mentes de nuestra comunidad se convierte en una necesidad. Una feria de emprendimientos es una ventana de oportunidades para el desarrollo de múltiples aprendizajes. No solo es un espacio de empoderamiento, donde pueden dejar volar su imaginación y poner en práctica su determinación, sino que también les permite inspirarse mutuamente.

La experiencia de estar en la piel de propietaries de empresas conlleva a potenciar habilidades “duras”, como el desarrollo de productos, el marketing, el servicio al cliente y la gestión financiera; así como también habilidades “blandas”, como la perseverancia, la paciencia, el compromiso, entre varias otras.

En Tinkuy, además, creemos que uno de los elementos claves del proceso de aprendizaje es la reflexión sobre la experiencia y lecciones aprendidas. Como se deben imaginar, las reflexiones de los Pumas después de la feria nos dejaron grandes insights. 

Dejar volar la creatividad

Las ferias suelen ser una colorida muestra de imaginación y talento de les participantes. En el corazón de una feria de emprendimientos de niñes reside el increíble poder de la creatividad, que nos lleva desde coloridos puestos de joyas hechas a mano, a deliciosos snacks, pasando por unos relajantes masajes. Durante la semana, Caetana nos contó que algo que le sorprendió fue la variedad de comidas que había: alfajores argentinos y nachos con chapulines (deliciosos grillos y saltamontes tostados). “Nunca me imaginé que venderían algo así; ni se me había ocurrido. Las pizzas también son algo que me parecía difícil de hacer al momento. Había mucha imaginación en los emprendedores de la feria”.

Mayu se sumó al comentario de Cae: “La feria me pareció interesante. Había gente que vendía todo tipo de cosas, como camisetas… no me esperaba ver eso en una feria. Me gustó”. En la misma línea Giulia agregó: “Me gustaban las cosas que vendían, eran originales e imaginativas. Vendían plastilinas, collares, pulseras, cojines, bolsos y cosas hechas a mano. Era muy bonito”.

El compromiso

Asumir el papel de líder de un negocio implica esfuerzo y compromiso. Nuestres jóvenes empresaries se enfrentaron a los distintos retos que implicaba sacar adelante un emprendimiento. Luego de tener la idea, hay que ver la viabilidad de la producción. “De pequeña, yo pensaba que podías poner un precio cualquiera a la limonada y venderla; pero ahora aprendí que el proceso es bastante más que eso. Tienes que ver primero cuánto cuestan los insumos para poder hacer tu producto”, nos contó Maitane. Facu también hizo ajustes sobre la marcha. Nos dijo que el precio de su pizza inicialmente no les generaba ganancia y lo tuvieron que aumentar al darse cuenta de que esa manera no sería rentable. “Es importante calcular bien tus precios”, resumió.

Al participar en actividades como el análisis de costos, las estrategias de fijación de precios y el cálculo de beneficios, les niñes adquieren una comprensión práctica de los conceptos empresariales fundamentales. Este aprendizaje les dota de habilidades y conocimientos que les resultarán beneficiosos en diversos aspectos de su vida. 

Leyla nos reveló cómo fue su experiencia en la producción de su té con perlas de tapioca: “Yo me he dado cuenta de que es súper importante contar bien las cantidades. Nosotras teníamos que comprar leche. Lima pensó que estaba comprando un pack de 3, pero en realidad compró 3 packs, y ahora tenemos mucha leche para tomar”. Si bien lo dijo entre risas, cerró su reflexión señalando que “no es tan sencillo como parece calcular bien las cantidades que se van a necesitar; aun más cuando son muchos ingredientes”. 

Giulia coincidió con Leyla, y nos contó uno de sus inconvenientes: “No, no es tan fácil como parece. Por ejemplo, ponerse de acuerdo con los tiempos. Yo no podía ir a la casa de Lu para hacer los productos. Los tiempos eran complicados y quedaban cortos siempre”.

Facundo y Mayu estuvieron de acuerdo con lo importante que es la producción. Mayu contó: “Yo creo que para el próximo año haríamos algo distinto, más fácil de hacer y que no tome tanto tiempo”. A lo que Facundo agregó: “Lo más difícil para mí fue la preparación. La masa estaba dura, era difícil de amasar. Para el final ya estaba cansado y me dolían las manos”.

El proceso de producción no fue una tarea sencilla; todos los detalles tenían que ir puliéndose para llegar bien al gran día. En este proceso, los Pumas pasaron por distintas emociones. Algunes estaban tranquilos; otres emocionades, otres, algo nervioses. Mayu nos contó: “Yo estaba tranquilo, pero también un poco nervioso, porque no sabía si íbamos a vender todo”. Facundo, como buen estratega, compartió la tranquilidad de Mayu: “Yo estaba tranquilo porque ya había pensado en todo lo que iba a pasar y lo que tenía que hacer”. Maitane, por su parte, nos contó de sus nervios y emoción: “Yo me sentía bastante nerviosa y bastante emocionada; no sabía si iban a comprarnos”. Camilo la acompañó en sus dudas: “Yo estaba emocionado por vender y ganar dinero; pero también me daba nervios que no me compren y perder dinero”.

La atención al cliente

La gran mayoría de Pumas coincidió en que su mayor reto fue la atención al público. Ana Sofía y Juan Pablo nos contaron que fue bastante cansado atender a les clientes durante tanto tiempo y tener que prestar atención a muchos detalles. Ana Sofía señaló: “Además de atender a los clientes, apuntar las ventas y calcular el vuelto, también aprendí sobre la persistencia. Normalmente, si no estoy en una feria, si me canso puedo dejar de hacerlo, pero en la feria no podía. Era seguir, seguir, seguir hasta que acabe. Al final, valió la pena y conseguí un premio”. Juan Pablo también compartió su experiencia: “Fue abrumador. Mucha gente pedía y me tomaba mucho tiempo hacer las hamburguesas. Estaba muy cansado para el final”. 

Caetana cerró las reflexiones de los aprendizajes con un mensaje profundo. “Yo aprendí a tener paciencia. Es que yo casi nunca tengo paciencia, no me gusta esperar. A veces no todes les visitantes te compran y tienes que ser paciente, no puedes obligarles. Entendí que la paciencia es parte de la vida y hay que aprender a respetarla”.

Si bien es algo desgastante, cada interacción con clientes potenciales se convierte en una oportunidad para mejorar sus argumentos de venta, sus habilidades de comunicación y adquirir mayor seguridad en sí mismos. Definitivamente, los Pumas se llevan una lección de compromiso y perseverancia que les va a servir inmensamente a lo largo de su ruta. 

Un espacio de inspiración para futures líderes

El impacto de las ferias de emprendimientos infantiles va mucho más allá del propio evento. Inspiran a las mentes jóvenes a soñar a lo grande y a confiar en su capacidad para marcar la diferencia. Giulia compartió que le encantó la idea de que niñes de otros espacios fuera de la comunidad de Tinkuy puedan participar y sentirse integrados. Para Juan Pablo, algo inspirador fue ver cómo trabaja la gente en sus negocios. “Trabajan con una actitud positiva para que el cliente se sienta seguro”. 

Por su parte, Maitane señaló lo divertido que fue para ella vender sus creaciones y experimentar el proceso de hacerlo todo por sí misma. Mayu también se mostró contento de poder vender algo que él mismo había hecho. Finalmente, Ana Sofía nos contó que esta feria muy probablemente le haya cambiado la vida: “Me encantó hacer mi propio negocio y disfruté mucho estar en la feria. Eso me ha llevado a dudar sobre qué quiero hacer más adelante, porque ya había decidido ser artista y escritora”.

Las experiencias adquiridas durante esta hermosa feria sirven de catalizador para el aprendizaje permanente y el crecimiento personal de los Pumas. Las lecciones aprendidas sobre el trabajo duro, la dedicación y la creatividad marcarán sin duda la vida de estes jóvenes emprendedores, capacitándoles para afrontar cualquier reto que se les presente.

Y a ustedes, ¿qué les pareció la feria?