Prepararse para la ruta

Por Gustavo Zambrano, papá Discovery

Nos enteramos por un canal diferente a nuestro Puma, que él había activado de manera automática una alerta amarilla por juego brusco. 

Teníamos toda una serie de actividades familiares pensadas para ese mismo día viernes, previamente acordadas como parte de nuestras dinámicas de inicio de fin de semana. Y no sabíamos cómo proceder. 

La angustia comenzó: ¿debemos decirle que ya sabemos?, ¿qué hay que hacer?, ¿se le debe “castigar”? Eso no dice lo que hemos leído, entonces, ¿hay que esperar a que nos diga?, ¿y si no nos dice o no nos quiere decir? Habíamos quedado en ver una película, ¿debemos decirle que ya sabemos y que se cancela la película? No… eso sería un castigo, ¿no? ¿Qué habrá pasado?, ¿juego brusco? Además, ¿de algo que pasó hace dos semanas? ¿Será este el inicio de una cadena de alertas y de un pozo sin fondo? ¿Habrá sido él? Pero él no es así… ¿o sí? Entonces, ¡qué pasó? 

Una de las cosas que más me gusta de Tinkuy Marka, pero sobre todo de ser parte de la red Acton y del modelo Learner Driven, es que somos interpelados constantemente. 

No solo los Pumas se ven retados diariamente en su ruta de aprendizaje autónomo. Nosotros, los Mapaches (como nos decimos los mamás y papás de Tinkuy), también entramos en esa hermosa vorágine de sentimientos encontrados cuando acompañamos a nuestros Pumas. 

Desde el primer día en Tinkuy y conforme nos adentramos en el modelo Acton, sabemos que no será sencillo y que debemos prepararnos. Las tribulaciones son parte de la ruta. Y si es así, ¿cómo nos preparamos para afrontar las situaciones diarias en las que nos vamos a reflejar?

Decidimos esperar a que nuestro Puma nos cuente. Habíamos quedado en ver Harry Potter y la Piedra Filosofal. El acuerdo en casa fue que primero lea el libro y luego veríamos la película; él había terminado de leer el libro y habíamos quedado en verla juntos ese viernes.

Antes de comenzar la película nos dice “en la película pasa algo que me pasó en Tinkuy; les voy a contar cuando suceda”. Ok, esa era la señal. Vimos la película y, luego de cerca de tres horas, preguntamos: “¿Qué era eso que pasó en la película y que nos querías contar?”  La conversación fue, más o menos, así:

  • Puma: ¿Se acuerdan esa parte en la que Harry, Hermione y Ron son acusados por Malfoy de haber salido de noche del colegio? ¿Y que son castigados los cuatro por la profesora  McGonagall?

  • Mapaches: Sí….

  • Puma: Bueno. Activé una alerta amarilla... Me pasó algo así. 

  • Mapaches: ……..

  • Puma: Sí pues, ellos sabían que no debían salir, y les quitaron 50 puntos a cada uno por romper las reglas. 

  • Mapaches: Y a ti, ¿qué te pasó?

  • Puma: Activé la alerta por juego brusco; me emocioné jugando y le apreté el cuello a otro Puma. Me pidió una Hero Coin. Eso fue hace dos semanas. No me acuerdo más.  

  • Mapaches: Eso fue hace dos semanas.

  • Puma: Sí; es que se habían olvidado. 

  • Mapaches: Bueno, debes tener más cuidado. ¿Pediste disculpas?

  • Puma: Sí. Lo que no entiendo es por qué en el libro ponen que quien sale es Neville y en la película es Ron…

Siempre van a haber angustias. Pero las angustias eran mías, no de él. Él no estaba angustiado. Y si nosotros no nos angustiamos, la cosa fluye bastante bien. Siempre la cotidianeidad nos va a interpelar. Y el hecho de que creamos en el modelo Acton y que leamos para nuestros Badges, no significa que las angustias vayan a desaparecer.

  • Mapache: ¿Y qué debemos hacer para volver a cielo despejado?

  • Puma: No activar más alertas, pues.

Cada día hay nuevos retos, son nuestros “Quests” de paternidad/maternidad. El punto es cómo nos equipamos para cuando pasen situaciones como la descrita. O más complejas. En mi experiencia, he identificado tres “armas” que hacen toda la diferencia en cómo vivimos esta ruta y, sobre todo, cómo afrontamos los momentos duros cuando sentimos estar en el fondo de la cueva. 

  • La primera es la preparación. Elegir con qué herramientas y con qué actitud “entramos en la cueva”, es nuestra tarea principal. Si llegas desprovisto de implementos, la oscuridad te consume. No siempre las cosas suceden como uno espera. Tinkuy es parte de la red de Acton, y este es un modelo educativo, y necesitamos entender de qué se trata, a fondo, para permitir que nos interpele. 

  • La segunda es la actitud. La actitud lo es todo.  El miedo, las angustias, las dudas no se van a ir, son parte de lo que significa ser papá o mamá. El asunto es con qué actitud vamos a responder cuando nos embarguen. A nosotros nos ha servido tener una actitud positiva, reemplazar la queja por asumir el reto de encontrar la salida del hueco en el que aparentemente creemos estar. 

  • La tercera son nuestros aliados y mentores. Estoy escuchando el libro de Marian Rojas Estapé, “Cómo hacer que te pasen cosas buenas”. Habla de las personas vitamina, que son las que debemos tener cerca cuando tengamos un problema. Ello en contraposición de personas cuya toxicidad no nos ayuda. Cuando pasamos por situaciones que nos angustian, es nuestra responsabilidad saber a quién buscar y escuchar. Puede ser más cómodo o natural rodearse de personas que nos den la razón, pero creo que es mejor escuchar a personas que nos ayuden a ver qué podemos hacer y a darnos cuenta en qué necesitamos cambiar o mejorar. Para crecer “se necesitan vitaminas”. 

Para terminar, me gustaría decir que a veces hay que respirar, detenerse a pensar con calma, pero -sobre todo- reflexionar sobre si son solo los Pumas quienes deben prepararse para la ruta del héroe, o también los Mapaches. Y si es así, hay que dejarnos acompañar, recibir vitaminas, ver con qué actitud nos paramos frente a las tribulaciones, y sobre todo no olvidar que los cambios primero deben darse en casa.