Por Juan Pablo Silva (10 años)
Hoy les quiero contar cómo Tinkuy cambió mi vida. Para los que todavía no saben qué es Tinkuy: es un colegio que me ha dado muchas lecciones de vida, muchísimas; con buenos momentos y no tan buenos, y momentos sumamente divertidos. Hoy les vengo a proponer que consideren la idea de meter a sus hijos en Tinkuy. Para convencerlos, les voy a contar cómo me cambió. Esta es mi historia en Tinkuy Marka.
Yo antes estudiaba en un colegio con un sistema normal, por así decirlo: íbamos a clases, había recreo —como un colegio normal—. Yo estudié en un colegio así, normal; pero cuando estaba en el colegio, siempre pensaba: “¿cuándo me voy a ir a casa?”. La verdad, no le ponía mucho interés a las clases, porque sentía que no eran muy interesantes. Sentía que el colegio era una prisión de clases, con muchas tareas y profesores, y no me sentía muy cómodo. Quería cambiarme de colegio. Y debido a las constantes quejas —mías y de mi hermano—, mi mamá aceptó cambiarnos de colegio.
Así que un día vio un colegio que le habían recomendado. Se llamaba Tinkuy Marka Academy, y nos quiso poner ahí. Nos dieron dos meses de prueba, más o menos, y lo pasamos muy bien. Todo iba bien, la verdad, salvo por una persona que me molestaba; pero él se fue porque no pudo pasar la prueba. Pero, ojo, no todo era felicidad. Me pasó una terrible tragedia, académicamente.
Yo siempre le ponía más atención a una cosa que a otra, y ese fue un error que me iba a dar una lección muy buena. No me había dado cuenta que mientras que yo ponía atención a esa cosa, no me concentraba en las otras, y en un momento, finalizando un trecho, mis Guías me dijeron que tenía un problema con mi nivel académico. Y es que no logré alcanzar el mínimo puntaje que tenía que tener en una “materia”, lo cual era una obligación. Fue entonces cuando me dieron un contrato de transición, que es un compromiso para que uno cumpla con unas responsabilidades, y si no lo hacía, podría salir de Tinkuy.
Pero no estoy diciendo que eso era un castigo, sino que ese contrato es como una alerta que te está avisando que te estás saliendo del camino. Te avisa que tienes que cumplir con tus responsabilidades, y después de un tiempo, se te quita. Yo estaba muy abrumado, pero un compañero me dijo: “Tranquilo, una vez me dijeron que tenía que hacer una cantidad muy grande de gemas”. Creo que, entre líneas, me quería decir: “Tranquilo, vas a poder superarlo”.
Y bueno, la verdad, como les conté, estaba muy abrumado, hasta que un día, me dije: “no voy a rendirme”, y empecé a trabajar y trabajar y trabajar, y trabajar y trabajar aun más. Y empecé a subir más y más en mis puntajes, hasta que un día se me quitó el contrato de transición. Fue un día muy feliz, porque al fin, después de todo, se me había quitado, y desde entonces decidí seguir trabajando, dando mi máximo esfuerzo siempre.
Ahora sé que a más de une de mis compañeres le ha pasado eso en Tinkuy; pero a todes nos enseñó a levantarnos. Tinkuy me cambió la vida; me dio lecciones y siempre me ha ayudado a aprender más. Papás, mamás, les propongo que metan a sus hijos en Tinkuy. Les aseguro que no se arrepentirán.