Por Alexandra Kunupaz
Recuerdo haber leído hace poco un post que decía: “No sé quién rescató a quién”, al pie de una foto de un perrito, y me acordé de la frase “Adopt, don’t shop”. Para mí, esta es una referencia a las nuevas oportunidades que reflejan lo profundo que puede ser el vínculo entre especies. Y es que el tema de la adopción siempre es una linda oportunidad para reflexionar sobre las experiencias transformadoras.
En el 2021, los Pumas se enfrentaron a una gran responsabilidad: decidir si sería una buena idea incorporar una mascota al Studio, y de ser así, escoger cuál sería la mejor. Esto implicaba hacer una investigación a profundidad sobre las necesidades de la mascota; su hábitat ideal; los cuidados de salud, alimentación e higiene, y el costo de estos. Además, los Pumas debían asegurarse de que hubiera un buen match entre la mascota y elles. Había muchas preguntas por responder: ¿cómo debería ser su personalidad?, ¿le gustará la interacción con los humanos?, ¿requerirá entrenamiento? Entre otras cuestiones importantes a considerar.
Con toda esa información, los Pumas se pusieron manos a la obra y empezaron a preparar sus pitches. Después de semanas de trabajo y preparación, durante la Exhibition, compartieron sus propuestas con los otros Pumas y las familias. Estas propuestas fueron sometidas a una votación, en la que finalmente, contra todo pronóstico —o quizás no tanto, porque no por nada el perro es el mejor amigo del humano—, la mascota elegida por los Pumas y familias fue un descendiente de un lobo gris domesticado (no deja de ser curioso recordar que esta es la línea evolutiva mientras ves caminar un bulldog).
Según fuentes medianamente confiables de internet (Pinterest), fue John Lennon quien dijo que la vida es lo que ocurre mientras tú haces planes. Pues la llegada de Bernardo a Tinkuy fue algo así. De pronto, se presentó la oportunidad de adoptar a este inquieto y joven can. El parecido de su nombre al de Fernando es pura casualidad y también una fuente de confusión para algunos Pumas que lo rebautizaron como Bernando. Él necesitaba un hogar; nosotres estábamos en busca de un perro. El resto es historia.
El 2022 daba inicio a una nueva etapa. Finalmente volvimos a la presencialidad; era un proceso de readaptación y reaprendizaje. De cierta manera, regresábamos a lo conocido, pero todo era distinto. Una de esas grandes novedades era el buen Bernie. Un cachorro repleto —algunes quizás dirían “desbordado”— de energía, que también debía adaptarse a una nueva vida rodeado de muchas caras nuevas.
Tener a Bernardo en el Studio fue una alegría para muches. La ilusión que le hacía a los Pumas llegar a Tinkuy y verlo en la puerta era una fuente de felicidad matutina diaria. Las avalanchas de cariño hacia él eran tantas, que al principio se le hacía abrumador. Ha sido un proceso de aprendizaje para muchos de los Pumas acercarse a Bernardo desde el cuidado y la ternura. Poco a poco, y después de algunos desencuentros, han ido entendiendo que cuando se acercan a él con mucha energía e intensidad, él responde de la misma manera.
A lo largo de los meses, hemos visto a Xavi regular su cariño hacia Bernardo, de manera que ahora pueden pasar mucho tiempo juntos relajándose en el piso. Lima, Tupac y Giulia, con firmeza y amabilidad, suelen ser los Pumas que intervienen para calmarlo cuando su juego se vuelve brusco. La ruta ha sido accidentada, con avances, retrocesos y obstáculos, pero nos ha regalado múltiples lecciones.
Así como muches han desarrollado nuevas habilidades desde su claro afecto por Bernardo, vale recordar que no todos los Pumas habían votado por un perro. De hecho, nos lo comunicaban múltiples veces, sobre todo cuando había que turnarse sus cuidados. Dentro de la experiencia de tener una mascota, está la parte de hacerse cargo de sus necesidades. En el cuadro de responsabilidades hacia Bernardo, las actividades de recoger sus cacas o sacarlo a pasear solían quedarse en blanco. Finalmente, se trataba de un cuadro de voluntaries. Esto abrió espacios de diálogo dentro del Studio, donde los Pumas debatieron sobre el compromiso, la responsabilidad y el cumplimiento de los deberes. Uno de los grandes beneficios de crecer con mascotas es vivir desde pequeñes la experiencia de ser responsables de otro ser vivo.
No solo para los Pumas fue una experiencia de reflexión y cuestionamiento, también lo fue para nosotras las guías, para Tinkuy como institución y para las familias que habían apoyado la decisión. Proveer calidad de vida a una mascota y satisfacer sus necesidades no son responsabilidades que se deban tomar a la ligera.
Bernardo también ha dado espacio a los Pumas para enfrentarse a sus temores. Hace un par de semanas vi a Sofi acercarse a Bernardo y hacerle cariño en la cabeza con ternura y serenidad, mientras salía de Tinkuy. Un logro hermoso y gigante, pues Sofi ha visto a Bernardo en sus puntos máximos de hiperactividad y es algo que a ella le causaba pánico. Por un tiempo, era impensable que ella y Bernardo estuvieran en el mismo espacio. Sin embargo, con mucho coraje de su parte, sumado al apoyo y contención de su familia y compañeres, ella ha ido venciendo el temor y construyendo su relación con él.
Con el entrenamiento, el tiempo y los cuidados en su rutina, Bernardo ha logrado adaptarse al espacio, a las diferentes figuras de autoridad y se ha acostumbrado al alto nivel de energía y movimiento de Tinkuy. Ahora es el Puma BernaNdo. Lo vemos acercarse a los otros Pumas para interactuar con ellos de forma juguetona y cariñosa. Él ha aprendido muchas cosas aquí, definitivamente. Creo también que cada Puma, guía y demás adultes que nos acompañan en Tinkuy se llevan aprendizajes que les acompañarán toda la vida.