Por Alexandra Kunupaz
Entre el ajetreo del día a día y la costumbre de lo cotidiano, es fácil pasar por alto los detalles que marcan diferencias. Sin embargo, en las últimas semanas, he podido acompañar a los Pumas en una bella iniciativa que refleja el compromiso, responsabilidad y cariño de los Pumas, y que “si nos organizamos, lo podemos todo ;)”.
La meta era recaudar fondos para poder cuidar al buen Berno de la mejor manera posible en Tinkuy. Es así que, impulsados por su honesto deseo de asegurar el bienestar de Bernardo, y guiados por su compromiso inquebrantable, los Pumas se reunieron y pusieron manos a la obra. Las sesiones de brainstorming se llenaron de debates, muy entusiastas, sobre qué actividades y atracciones incluir.
Todes querían ayudar y fue así que, inspirados en sus sistemas, decidieron formar comités liderado por Pumas voluntarios. Cada comité se encargaría de un tema específico. Un grupo se haría cargo de los juegos; el otro de las ventas y el último, de todos los pormenores de la organización del evento. Su compromiso y dedicación a lo largo de estas semanas ha sido realmente conmovedor.
Cuando el Puma a cargo de los juegos se tuvo que retirar, su compañera asumió el liderazgo y, con mucha energía, se metió de lleno en su tarea. Para recoger toda la información, creó una tabla donde apuntó a les voluntaries y sus juegos. Hubo muchas propuestas divertidas y creativas, que se fueron filtrando cuando empezaron a revisar los materiales que requería cada actividad. La practicidad y viabilidad fueron factores claves en su organización.
El comité de las ventas, por su parte, echó mano de su experiencia con la Children 's Business Fair y puso en marcha el plan de ventas de comida y bebida. Los Pumas se pusieron de acuerdo con sus familias para que les ayudaran con los materiales y facilitaran las reuniones para la preparación. Además, algo que no podía faltar en la feria era la clásica tómbola, para la cual, nuevamente, las familias fueron de gran ayuda. La comunidad se unió en un inspirador despliegue de bondad y generosidad que solo una mascota como Bernardo puede convocar.
Con todo planificado, tocaba correr la voz y ultimar detalles. Durante la semana previa a la Bernatón, los Pumas diseñaron entretenidos y coloridos volantes con la información del evento y salieron a repartirlos a vecinos y casas cercanas. Ya todo iba quedando a punto y el día previo, elles mismes se hicieron cargo de bajar las mesas y sillas necesarias según el croquis que habían diseñado.
Finalmente, llegó el día “B”. Los Pumas y sus familias acudieron desde temprano para alistar sus espacios, armar sus stands y preparar sus juegos: desde la infaltable cárcel hasta la retadora carrera de sacos. Los Pumas habían planeado y ejecutado meticulosamente una serie de juegos y actividades, asegurándose de que todos, independientemente de su edad, pudieran participar y contribuir. Llegada la hora, el espacio se había transformado en un acogedor evento que atrajo a familias y visitantes.
El entusiasmo contagioso de los Pumas y la alegre animadora se convirtieron en el alma del evento, atrayendo participantes a todas las actividades y vendiendo los productos con mucho éxito.
A lo largo de este lindo viaje, la comunidad demostró su compromiso, dedicación y generosidad. La Bernatón fue algo más que un acto benéfico: fue una celebración del cariño, la empatía y el cuidado que reside en cada Puma y familia.
En momentos oscuros como los que vivimos, ver actos así nos guía hacia un futuro esperanzador. Dediquemos, pues, un momento a celebrar la bella historia de Bernardo y los Pumas, que no dejan de mostrarnos el camino hacia un mundo mejor y más amoroso.