Tinkuy Marka Academy

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Librar la batalla (Parte 2)

Por Inés Kudó

(Continuación)

Un día me encuentro con un Puma a la hora de ingreso y le comento que he visto que está avanzando bastante en Khan en casa; seguro se siente orgulloso. Le pregunto si podría avanzar también en Tinkuy. Me mira desconcertado. “Es que aquí no avanzo, porque no entiendo; está en inglés”, me dice. Y luego me comenta que en casa tiene un tutor o alguien que le ayuda y le traduce. Otro Puma me comenta algo similar cuando le digo que debe ganar 70 gemas semanales en Tinkuy. Me mira preocupado y me dice que él gana más gemas en casa: “es que trabajo en casa porque ahí mi papá me explica las cosas que no entiendo”. 

Recuerdo la consulta de una mamá días antes: “Mi hija me ha pedido que le ayude con una cosita de Khan en la que está atracada. Pensaba sentarme un rato y explicarle. ¿Eso se puede?”. Le comenté entonces que si su hija necesita ayuda, otro Puma puede explicarle. Esta, más bien, es una gran oportunidad para conversar sobre qué es lo que le está costando más (entender los conceptos matemáticos, entender el inglés o concentrarse), y según eso pensar juntas estrategias y recursos que pueda usar. Días después, la mamá me cuenta que su hija ya había resuelto sus dudas con alguna compañera y no necesitó su ayuda. 

Esto me hizo recordar algo que comentó Jeff Sandefer: los Pumas se atascan más a menudo cuando llegan a las matemáticas y ciencias de Middle y High School. Los temas se van poniendo más difíciles. Se atascan del mismo modo que se atascarán en la universidad en su clase de química avanzada. ¿Y qué harán cuando su profesor les explique mal algo o se niegue a reunirse con ellos después de clase para responder a sus preguntas? Harán lo que aprendieron a hacer en Tinkuy: entrar en Internet, buscar en Google, encontrar a un amigo que entienda mejor que ellos o leer y releer el libro de texto hasta que se les prenda el foquito. 

Pero, ¿qué pasa cuando en casa les ayudan de una manera que no les permiten librar sus propias batallas? ¿Qué pasa si el Puma se acomoda y se da cuenta de que es más fácil no esforzarse en Tinkuy y esperar a que en la tarde une adulte le explique o le enseñe? ¿Será posible que ese Puma se desarrolle como independent-learner y pueda asumir los retos de studios como Agora o Launchpad? Supongo que la respuesta será, depende. 

Escuchando mis tribulaciones, otra mamá aportó: “si hay niñes que necesitan más apoyo en mate o en escritura o en ciencias, ¿por qué no podrían recibir ese apoyo para atender esas necesidades?”. Y creo que la pregunta clave es: ¿qué significa “necesitan más apoyo”? ¿Qué es lo que realmente necesita el Puma? Si podemos llegar al fondo de esa pregunta, la ruta estará mucho más clara. 

Cuando un Puma se abruma y dice “¡no puedo!”, “¡no entiendo!”, “¡es muy difícil!”, “¡es aburrido!”, “¡es imposible!”, no quiere decir que el Puma no pueda, pero tampoco que debamos ignorar su clamor. Yo estoy convencida, por lo que he visto hasta ahora, de que todo Puma puede, es solo que tal vez necesita algo para superar el bloqueo que enfrenta. En nuestra experiencia, es al menos una de cuatro cosas: (1) necesita esforzarse y enfocarse, pero lo ha evadido mucho tiempo y ahora está angustiado; (2) necesita apoyo emocional por alguna situación personal o familiar que lo excede; (3) necesita apoyo especializado por un diagnóstico o condición específica de aprendizaje, psiquiátrica o neuropsicológica; o (4) necesita más orden, instrucción y estructura externos de los que ofrece Tinkuy. 

Las familias y Pumas que hemos visto afrontar estas situaciones nos han dejado aprendizajes valiosos. Lo que mejor funciona cuando un Puma se atrasa por responsabilidad propia (por evadir el esfuerzo y el trabajo duro), es cuando la familia —a pesar de la angustia— no lo rescata, respeta los tiempos y decisiones del Puma, elimina las distracciones, lo dejar fallar, celebra sus logros, y le permite ir venciendo la mentalidad de víctima hasta salir adelante por sus propios medios. Esa victoria, sobre sus propios “monstruos”, es más valiosa que cualquier conquista académica. 

En el segundo caso, cuando la situación emocional o familiar que afecta al Puma es atendida prioritaria y sostenidamente, el Puma va recuperando el autocontrol y la concentración. Un Puma emocionalmente fortalecido, en un entorno familiar sano, estable y seguro, se recupera académicamente muy rápido y deja de activar alertas. Lo primero siempre va a ser más importante, urgente y prioritario. Cuando la familia lo tiene claro, aunque sea doloroso y costoso afrontarlo, los resultados se ven. 

Cuando los Pumas requieren apoyo externo especializado, lo que vemos que da mejores resultados es que el Puma reciba ese apoyo oportunamente, pero que sea bajo un plan de intervención diseñado a partir de una evaluación diagnóstica y monitoreado por terapeutas. Este trabajo —a diferencia de tutorías o clases particulares— está dirigido a equipar al Puma con estrategias que incrementen su autonomía, superar los obstáculos que enfrenta y aprender a navegar el mundo con las condiciones con las que tendrá que vivir, si fuera el caso. Tinkuy trabaja de la mano con estos profesionales para adaptar la metodología y recursos a cada Puma según sea el caso y dentro de lo que el modelo learner-driven permite, y hemos visto resultados increíbles. 

Y finalmente, en los casos en los que el Puma requiere de una instrucción más personalizada o directa, o un entorno externamente regulado que le facilite el aprendizaje, lo que mejor funciona es realizar el cambio de manera oportuna a un espacio con esas características. Esto no necesariamente es de manera inmediata. En algunos casos, puede ser beneficioso para el Puma desarrollarse y aprender en Spark y luego buscar un espacio diferente para la primaria. En otros, puede ser valioso para el Puma, académica y socioemocionalmente, terminar la etapa de Discovery y buscar un espacio diferente para la secundaria. 

Una salida inmediata solo es necesaria en los casos en los que Tinkuy no le está haciendo bien al Puma o el Puma está impactando negativamente en su studio. Por ejemplo, cuando el Puma no logra aprender lo suficiente de manera autónoma a pesar de haber tenido el tiempo, apoyo y flexibilidad necesarios para encontrar su ritmo. Cada mes que pasa se atrasa más y esto tendrá un impacto en su inevitable inserción escolar. Otro caso es cuando persiste en tomar decisiones que afectan la cultura y bienestar de su tribu a pesar de los esfuerzos por mostrarle los límites y el impacto de sus acciones en sí mismo y en les demás. Cada semana que pasa, decae la energía y la intencionalidad del studio, aumenta el malestar y el rechazo de otros Pumas, y el Puma se desgasta y estresa por el conflicto cotidiano. Un tercer caso es cuando el Puma no logra controlarse para poder respetar los límites y acuerdos, a pesar de tener la voluntad y estar recibiendo apoyo especializado. Cada día que pasa, el Puma construye una imagen más negativa de sí mismo, viviendo en pánico casi permanente pues está en un espacio que exige de él algo que no está en condiciones de hacer. Un último escenario que he encontrado para una salida inmediata es cuando la familia actúa intencionalmente en contra de los compromisos que ha asumido, y en particular contra compromisos que afectan la agencia de su Puma y su capacidad para librar sus propias batallas. Esto confunde al Puma, le quita piso y le hace dudar de sí mismo o, cuanto menos, no animarse a explorar sus potencialidades. Esto termina saboteando sus posibilidades de vencer la resistencia, la victimización y la distracción. 

Honrar sus compromisos y no rescatar a su Puma cuando se trata de su propia responsabilidad; atender prioritariamente el bienestar emocional y familiar; y buscar oportunamente evaluación y apoyo externo especializados cuando la situación lo amerita. Esta es la combinación clave para que los Pumas se prepararen para pasar al siguiente studio mientras juegan, disfrutan, se distraen, se atrasan y se ponen al día, todo por sus propios medios y conscientes de sus tiempos y las consecuencias.