Tinkuy Marka Academy

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What goes around, comes around

Lo que das, regresa. Este trecho marcó el inicio de un emocionante desafío: ¡el reto de la amabilidad! Todo empezó una mañana, durante el Launch, cuando compartimos experiencias de actos de amabilidad que hemos recibido de personas desconocidas, como que te cedan el asiento en el bus o que te devuelvan una billetera perdida.

Acompañamos estos recuerdos con un video inspirador, que permitió que los Pumas compartieran reflexiones poderosas: “Puedes hacerlo solo, pero cuando alguien te ayuda, lo haces mejor y te sientes mejor”, “lo que das regresa; si ayudas, te ayudarán”.

Con la motivación de nuestro lado, la tribu se embarcó en la creación de su propia lista de actos amables para implementar en el Studio. Para construir esta lista, nos planteamos tres preguntas clave:

1. ¿Qué actos queremos recibir?

2. ¿Qué actos queremos regalar?

3. ¿Con qué actos batalla la tribu? Por ejemplo: explicar un reto, ayudar a entender una aplicación, sostener los límites de manera amable, ayudar durante la hora de limpieza si ya terminaste con tu área designada, etc.

Después del Launch, los Pumas estaban inspirados y emocionados, querían continuar con la lista y estaban dispuestos a perderse el taller de arte. Esto generó un breve debate: “¿deberíamos perder el taller de arte?”.

Los líderes proponían: “hay que tener esto listo para el resto del día”, con lo que varios concordaron. “Y si lo terminamos después del taller?”, propuso un Puma.  La tribu acordó asistir al taller y regresar durante el tiempo de Flow para continuar con la lista. Como guía, celebré a la tribu por su disposición a cuidarse y mejorar.

Al regresar, les presenté una forma de medir nuestro progreso: “The Kindness Jar” (El jarrón de la amabilidad), un recipiente que sería llenado con bolitas de colores. Una por cada acto amable que regalaran. De esta manera, poco a poco podríamos ver el progreso de la tribu y conversar sobre ello.

Conforme pasaban los días, observaba cómo el jarrón iba llenándose poco a poco, alcanzando casi la mitad. A medida que transcurría el tiempo, el desafío seguía presente y fomentaba la reflexión. Esta simple actividad nos ayudaba a repensar la lista y animaba a la tribu a seguir agregando actos amables que esperaban recibir y regalar.

La lista crecía de a pocos: la cotidianeidad ayudaba a la tribu a identificar actos amables que habían realizado o visto, o que, aunque no estaban en la lista, consideraban importantes. Esto generó conversaciones para decidir si ameritaba agregarlos. Hasta el momento, tenemos 8 actos que la tribu valora como los actos amables más importantes para implementar en el studio.

Otro aspecto muy bonito que se mantuvo fue la oportunidad, como guía, de celebrar los pequeños actos amables que a veces los Pumas pasaban por alto. Al identificarlos y mencionar: “Eso es muy amable”, provocaba que los Pumas, sorprendidos, se dirigieran al jarrón, motivados por terminar el desafío y, sobre todo, felices por poder ver que ellos mismos son capaces de hacer cosas amables en el día a día.

Termino este blog con una pregunta para ustedes, lectores: ¿Qué ocurriría si regalamos y apreciamos  actos amables en casa todos los días con mayor consciencia?